De la justa causa de la guerra contra las (ponga aquí a su «otr@» favorito)

Mi cabeza es de ideas fijas y las ideas entre más soterradas en lo oscuro, más fijas se vuelven. Mi consiente había ya decidido desde antes de partir, que NO MÁS estudios de nada académico. Pura ficción por placer y lírica. Estábamos muy contentos él y yo con esa decisión, hasta un día que amanecimos apendejadísimas.

Al otro pinche yo, le pareció inocuo contestar una llamada de la Universidad de Barcelona que nos vendía un máster en estudios de literatura española e hispanoamericana y así sin más le dijo que SI. Sí, a la primera y sin preguntarle a nadie. A NADIE. 

Bajo la tramposa idea de que, total, si no nos gusta nos salimos y si no nos alcanza el dinero pues nos damos de baja, el hijo de la gran puta  firmó un contrato con la Universidad para un máster de un año on line cuando yo y mi sensatez estábamos  distraídas, desveladas, agotadas del trabajo doméstico, de los niños. 

Y cuando nos despertamos ya estaba ahí:  era demasiado tarde, la maquinaria  se había echado a andar, nos pusimos una trampa semi mortal anti sensatez y no había manera de regresar el tiempo.

Tanto prolegómeno para decir que estoy aquí, haciendo un máster al que me inscribió una parte de mi misma a quien ahora detesto, en parte, porque en una materia obligatoria a la estoy evidentemente inscrita, estamos leyendo a personajes como Juan Ginés de Sepúlveda que fue uno de los frailes  que «argümentaron» porqué era justa la conquista y la evangelización de «los indios» 

Como seguramente ya todos conocemos las maneras en que la colonia se convenció a sí misma de que nos estaba haciendo un favor a todos los bárbaros, para evangelizarnos a punta de crueldades varias, y para documentar nuestro recorrido aquí, les comparto el bonito trabajo que todos mis yo´s tuvimos a bien hacer  esta mañana, pues sirve para alimentar el blog . 

Les encantará saber que este honorable señor, amante de Maquiavelo y suscriptor primero de la frase famosa del fin y de los medios nació en Córdoba; en 1490 y fue el sacerdote católico conocido por protagonizar el debate y enfrentamiento respecto a la justicia de la conquista española frente a fray Bartolomé de las Casas, en lo que la historia llamó la Controversia o Junta de Valladolid (1550-1551) convocado por el Emperador Carlos V quien dispuso, se realizara una reunión para que cada uno de los contendientes expusiera sus razones ante una junta de teólogos, juristas y el Consejo real de Indias para discutir el problema “ético” de las campañas que España llevaba en “América”. 

A riesgo de quitarles el apetito este hermoso día, les comparto las consideraciones que él diseñó y que el emperador Carlos V aplaudió e idealizó. La conquista y evangelización se justificaba por tres importantes razones: 

1) A causa de sus costumbres caníbales y los sacrificios humanos pues: siguiendo el orden natural que la ley divina y eterna manda, la materia debe estar sometida a la forma, el cuerpo al alma, el apetito a la razón, los brutos animales al hombre, lo perfecto a lo imperfecto, lo peor a lo mejor y, por tanto, “los siervos, bárbaros e incultos e inhumanos deben someterse al gobierno de los más prudentes” (Sepúlveda, 1997: libro I, 102). 

2) Por su inferioridad cultural pues: como los niños a los adultos y las mujeres a los varones, habiendo entre ellos son tan inferiores a los españoles tanta diferencia como la que va de gentes fieras y crueles a gentes clementísimas, de los prodigiosamente intemperantes a los continentes y templados, y estoy por decir que de monos a hombres (Sepúlveda, 1997, libro I, 99). 

3) Para evitar guerras entre ellos pues: “el librar de graves injurias a muchísimos inocentes mortales a quienes los indios todos los años inmolaban, y has demostrado que todos los hombres están obligados por ley divina, si les es posible, a librar de tales injurias a cualquier persona.” (Sepúlveda, 1997, I, 102).  El dominador civilizado tenía el derecho, en tanto que había ganado la contienda, de civilizar a los dominados porque el fin era “bueno”, civilizarles también a ellos, evangelizarlos “para elevarles a su misma altura

Ojalá estas ideas fueran solamente parte de una de las dimensiones más repugnantes de la historia, ojalá nadie en el siglo XXI pensara como Sepúlveda, ojalá estos textos solo dieran cuenta de cómo hemos cambiado como humanidad. Pero no.

 

 

 

1 comentario

  1. Norma Mujaes
    febrero 25, 2020

    Qué extraño que pongan esas lecturas en tu curso. Ciertamente la Conquista vista desde España es distinta a la que vemos desde Mexico, pero este texto es demasiado denigrante. Mi madre decía que en sus clases de historia en España la Conquista era un tema del que sólo se decía que había dado una solvencia económica a la monarquía. Nunca les hablaron de lo que se vivió aquí.

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